Fuente: El Periodico.
Aun mes del 40° aniversario de la primera llegada del hombre a la Luna, la NASA lanzará esta semana dos sondas espaciales que estudiarán las condiciones de este satélite para el regreso humano. Estos robots, a bordo del cohete Atlas V, tratarán de confirmar si hay agua o no, y buscarán sitios de alunizaje y datos científicos en el único satélite natural de la Tierra, pisado por primera vez en 1969 y por última en 1972.
La misión, protagonizada por las sondas LRO (Orbitador de Reconocimiento Lunar) y LCROSS (Satélite de Observación y Detección de Cráteres Lunares), constituye la primera etapa para preparar misiones tripuladas a la Luna y después a Marte y el conjunto del Sistema Solar. El lanzamiento será mañana o el viernes, en función de cómo vaya el del transbordador Endeavour, previsto para hoy.
Dicho programa se enmarca dentro de un ambicioso proyecto espacial lanzado en el 2004 por el expresidente Bush, que prevé el regreso de astronautas al satélite en el 2020.
BUSCANDO AGUA
A lo largo de 12 meses, la sonda LRO orbitará en torno a la luna para cartografiar su superficie con una precisión sin precedentes, y se encargará de detectar posibles sitios de alunizaje y obtener mediciones precisas de las temperaturas del suelo y de las radiaciones cósmicas. La LCROSS tiene la misión de buscar agua en un cráter cercano al polo sur, donde emisiones de hidrógeno detectadas previamente podrían indicar la presencia de hielo. Para ello, estrellará una porción vacía del cohete contra un cráter lunar a 9.000 kilómetros por hora.
A pesar de que la información actual sugiere que la superficie del suelo lunar es totalmente seca, los científicos consideran que los cráteres profundos de los polos podrían contener hielo. Si esto fuera así, el hielo lunar podría usarse no solo para el sustento de los astronautas, sino también como fuente de combustible para exploraciones espaciales más allá de la Luna.
Los primeros indicios de la posible presencia de agua en la Luna datan de 1966, cuando la sonda Clementine registró señales de radar desde el polo sur del satélite similares a las de regiones heladas. Treinta y dos años después, el artefacto lunar Prospector detectó señales de agua en ambos polos, aunque solo midió el hidrógeno y no en qué materia estaba contenido.