JUNIO 4, 2007 (UNIVERSAL).- En Japón, siempre varios pasos por delante en tecnología, el keitai o teléfono móvil se ha convertido en una extensión natural del ciudadano, que le permite desde ver la televisión y pagar en el metro hasta recibir alertas de terremoto.
Los avances que en otros países serían calificados como tecnología punta en Japón están democratizados entre sus cien millones de usuarios, hasta el punto de que vienen de serie en el teléfono más barato.
Un modelo de la marca Sanyo que la compañía KDDI regala cuando se formaliza el tipo de contrato más barato ofrece, además de los servicios habituales como radio, reproductor mp3 y cámara de fotos, equipamientos como acceso a internet, mensajería instantánea y televisión.
Su servicio de cámara fotográfica incluye hasta una aplicación de reconocimiento de Kanji (palabras japonesas) que despliega en la pantalla del móvil las diversas posibles traducciones al inglés.
La capacidad de lectura a través de la cámara tiene muchas más aplicaciones: se puede leer el código de barras impreso en el envoltorio de una hamburguesa u otro producto alimenticio y el keitai proporcionará al usuario información sobre la cantidad de calorías que está ingiriendo.
La comprensión de la terminal de móvil como canal de información hacia el ciudadano llega al punto que las dos principales empresas del sector, NTT DoCoMo y KDDI, han desarrollado un servicio para alertar a los usuarios momentos antes de que se produzca un terremoto, que entrará en vigor próximamente.
Paradójicamente, la absoluta generalización de estos móviles, equipados con todo lo necesario para la vida moderna en un entorno urbano y que hasta se pueden usar para pagar en el metro y el supermercado como "monedero electrónico" , se ha convertido en un problema para ciertas situaciones.
Algunas compañías, temerosas del espionaje industrial facilitado por las potentes cámaras de los keitai, han comenzado a impedir la entrada de móviles en las reuniones con otras empresas.
Por eso algunas firmas han comenzado a producir móviles "business model" para hombres de negocios, cuya característica principal es que no tienen cámara.
Los 100 millones de contratos de móvil que hay en Japón han hecho además florecer una primavera de industrias relacionadas: adornos, canciones, gráficos, localización de hijos, fotos e incluso sonidos de alerta de mensajes que supuestamente hacen aumentar el volumen del pecho femenino.
Este servicio, creado por el excéntrico doctor Tomabechi, es el último grito en aplicaciones de móvil.
Su nueva invención está basada en sonidos que el cerebro de la mujer interpreta como el llanto de un niño, por lo que de manera natural aumenta el volumen del busto.
En Japón los keitai han sido descritos por el experto en sociología del teléfono móvil Kenichi Fujimoto como una "máquina de territorio" , que transportan al usuario desde su asiento en el metro, la cola del cine o donde se encuentre a la comodidad de un paraíso personal en el que se tiene acceso a amigos e información.
También se han acuñado categorías sociales como el "íntimo desconocido" , que describe relaciones cercanas a través de una terminal inalámbrica con personas con las que no se tiene contacto directo.
Pero, pese a ese uso masivo y a diferencia de muchos otros países desarrollados, se mantienen las sofisticadas normas de etiqueta, buena educación y ciudadanía japonesas.
Aun con el tráfico de llamadas y mensajes que existe, en Japón es relativamente infrecuente escuchar sonidos de móvil en los espacios públicos.
Los nipones consideran que hablar por el móvil en el metro es de mala educación.
Sin embargo, los keitai son exprimidos al máximo para jugar y enviar correos electrónicos en el transporte público, donde la estampa habitual muestra a la mayoría de los viajeros utilizando alguno de los servicios de su móvil.
Fuente: Vanguardia.