Buscar en Catblow:

6/04/2007

La nueva revolución verde de Silicon Valley

En la Bahía de San Francisco, las mejores cabezas ya no sólo piensan en términos de ordenadores o Internet, sino en tecnologías limpias. El próximo Google podría ser una firma ecológica que revolucione el mundo de la energía. Ni microchips, ni software, ni Internet, ni puntocom. La próxima gran revolución en Silicon Valley, la meca de la tecnología y el gran laboratorio mundial para la innovación, podría ser el medio ambiente. Una riada de dinero está llegando, vía fondos de capital riesgo, a negocios experimentales en energía solar y eólica, células de combustible, biocombustibles y otras fuentes energéticas

El año pasado, se invirtieron más de 700 millones de dólares (520 millones de euros) en 39 start-ups (empresas de nueva creación en su fase inicial de vida), tres veces más dinero que en 2005. Pero éstos son los datos que se derivan de los estudios más conservadores. "Creo que en el segmento ya han entrado 2.300 millones", dice Tony Perkins, uno de los periodistas económicos que sigue más de cerca la Bahía de San Francisco y que prepara para septiembre una gran conferencia sobre el tema: Going Green (algo así como Volviéndose verdes). Paradójicamente, por primera vez, se utiliza más silicio para las placas solares que para los ordenadores.

INVERSORES

La apuesta de los inversores es clara: en plena toma de conciencia pública de que el cambio climático es un fenómeno real y dañino y en un escenario en el que la comunidad internacional se verá obligada, tarde o temprano, a tomar medidas drásticas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de los combustibles fósiles, la tecnología limpia se perfila como un gran negocio. Después de todo, este mercado ya mueve en Estados Unidos unos 55.000 millones de dólares (41.000 millones de euros) y promete multiplicarse.

Cualquier descubrimiento medioambiental podría desembocar en una empresa verde a lo Google o Yahoo!. Varios estados americanos, entre ellos California, ya están imponiendo límites a los gases contaminantes, pese a que la legislación norteamericana no fija topes y casi una veintena de regiones exige que un determinado porcentaje de la electricidad se genere mediante energías alternativas. "Los mejores cerebros del país quieren trabajar en temas energéticos", suele decir Vinod Khosla, socio de la empresa de capital riesgo Kleiner Perkins Caulfield & Byers, una de más emblemáticas de la región californiana.

"Existe la creencia de que hay un abanico de nuevas oportunidades en el campo de la tecnología", dice el profesor de la Universidad de California, Martin Kenney. "Las empresas de capital riesgo están interesadas en la rentabilidad y hoy en día la bolsa otorga valoraciones muy altas a las firmas de tecnología medioambiental", agrega el académico.

INVESTIGACIÓN

De momento, no se ha producido ninguna invención revolucionaria. "Todavía no hemos tenido ningún gran éxito, pero el entusiasmo es enorme", dice Perkins. Más bien, la mayor parte de los proyectos en marcha son pura investigación. Pero este tipo de negocios exige mucho dinero para seguir experimentando. "A diferencia de Internet, la tecnología medioambiental es muy intensa en capital y exige grandes inversiones", añade el periodista. Entre las compañías que han recibido inyecciones significativas, figuran NanoSolar, dedicada a la energía solar; y Altra, que explora las posibilidades tecnológicas en el campo de los biocombustibles.

Pero algunos, la minoría, sostienen que el impulso podría ser puramente coyuntural. Cada vez que hay una crisis energética (como ahora que los precios del petróleo vuelven a estar por las nubes, en parte por el tirón de economías dinámicas como China), las inversiones en energías alternativas proliferan. Y viceversa. Otros agregan que el fenómeno de la tecnología medioambiental tal vez tenga unas bases más sólidas pero que no es para tanto, y que, en todo caso, la revolución verde no eclipsará el tradicional peso de la tecnología de la información en la bahía de San Francisco. "En los últimos cincuenta años, sólo ha habido una tecnología que ha sido capaz de propulsar el capital riesgo década tras década: la tecnología de la información y de la comunicación. La tecnología medioambiental nunca la reemplazará", dice el profesor.

EL NEGOCIO DE LAS ENERGÍAS ALTERNATIVAS

  • Los fondos de capital riesgo invierten en negocios experimentales de energía solar y eólica, células de combustible y biocombustibles.
  • El año pasado, se invirtieron 700 millones de dólares en 39 'start-ups', tres veces más que en 2005.
  • Las tecnologías limpias mueven alrededor de 55.000 millones de dólares en EE.UU.
  • Casi veinte Estados norteamericanos exigen que un porcentaje determinado de electricidad se genere mediante energías limpias.
  • Por primera vez en la historia, se emplea más silicio en la producción de placas solares que en los ordenadores.
  • Nanosolar y Alta son algunas de las compañías que, centradas en las posibilidades tecnológicas de los biocombustibles, han recibido las inversiones más significativas.
  • Las crisis energéticas favorecen la inversión en energías alternativas.
Autor: Juan Llobell

Fuente: mi+d.