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5/26/2008

Un vecino de Teo inventa el saludable termómetro iónico

Fuente: El Correo Gallego.es.

El peligro del mercurio para la salud humana y el medioambiente llevó a la UE a prohibir la fabricación de termómetros clínicos a base de este metal pesado. El etanol es la alternativa más común, aunque no está exenta de limitaciones porque el alcohol se evapora a baja temperatura. Ambos problemas son solventados por el primer termómetro en vidrio que usa líquidos iónicos, una opción que también ofrece una mayor rapidez en las mediciones. El aparato fue concebido y diseñado en la Universidad de Alabama (Estados Unidos) y es en buena medida obra de un joven investigador gallego, Héctor Rodríguez (Teo, 1978).

Héctor Rodríguez dedicó su tesis, realizada en la Escola Técnica Superior de Enxeñaría de Santiago de Compostela (USC), a esta prometedora familia de sustancias diseñadas en los laboratorios, que permiten crear, entre otros productos, disolventes menos contaminantes. Ya con el título de doctor debajo del brazo, a comienzos de 2007 tomó rumbo a Alabama, donde se unió al equipo de Robin Rogers, que contaba con una patente a nivel conceptual sobre su posible uso en termómetros.

"Chegárase ao feito de que as densidades dos líquidos iónicos variaban coa temperatura, que había unha liñalidade e un rango amplo de temperaturas, pero quedaba pendente a demostración real do concepto", explica.

En los siguientes seis meses, Rodríguez trabajó en la elección de los líquidos iónicos adecuados para obtener un termómetro de uso doméstico, barato, no tóxico y biodegradable; y otro para una franja de temperatura mayor, para usos industriales.

Los resultados, que se basan en la posibilidad de diseñar líquidos iónicos a medida para otorgarles las propiedades deseadas, han sido esperanzadores.

El termómetro de uso doméstico cubre una escala desde los -40ºC a los 140ºC. El valor mínimo es algo mejor que el del mercurio (que se congela a 38,87ºC), aunque lejos de los -112ºC del etanol, pero de sobras para cubrir usos habituales. Mejora, eso sí, con creces la medición de temperaturas elevadas: llega a los 140ºC, mientras que el etanol tiene en los 78,4ºC el punto de ebullición.

Para mediciones más elevadas, el prototipo especial llegó a los 300ºC y, aunque su toxicidad es mayor, no supera a la del mercurio. Es, sin embargo, mucho más fácil de controlar y está libre de emisiones a la atmósfera por la casi nula volatilidad de lo líquidos iónicos.

Centro de referencia mundial

"A idea fundamental, o que queriamos dar a entender é que buscando o líquido iónico oportuno podes facer o termómetro para a aplicación que che interese, e este traballo demostrouno", concluye Héctor Rodríguez.

La investigación ha sido publicada este mes en la revista Green Chemistry, de la Royal Society of Chemistry. Ahora toca esperar para ver si la idea cuaja en el mercado, pero mientras tanto Rodríguez sigue trabajando en nuevas aplicaciones en los Laboratorios de Líquidos Iónicos de la Universidad de Queen's, el QUILL Centre, en Belfast -centro de referencia mundial en el estudio de estas sustancias-, al que el científico gallego se ha trasladado desde Alabama junto a Robin Rogers.