Imagina un mundo donde puedes adquirir y escuchar legalmente tanta música como quieras por una tarifa plana. Es una de las ideas que se propusieron en una mesa redonda que tuvo lugar en el CES sobre la propiedad intelectual.
Con esa tarifa mensual, uno podría adquirir la música en cualquier sitio (iTunes, Rhapsody, Usenet…), con carta blanca para hacer con ella lo que se quisiera.
En la mesa redonda que se propuso en el CES de Las Vegas titulada “Wahington, Propiedad Intelectual y el salón de tu casa”, la mayoría de los asistentes estuvieron de acuerdo en que los derechos de copyright y las leyes IP de los Estados Unidos necesitaban una reforma. La forma de hacerlo fue lo que centró el debate, al que asistían sobre todo representantes de la industria discográfica (National Music Publishers’ Association, BMI, EMI, Digital Media Association o Public Knowledge).
El otro aspecto importante fue encontrar la manera de compensar a los autores, en un mundo ya sin derechos de autor. Una de las ideas más aplaudida fue la de crear una licencia obligatoria que forzaría a las discográficas a autorizar su música de la misma manera que hacen ahora los músicos cuando utilizan temas de otros artistas. Esta licencia tendría un precio fijo y permitiría a los usuarios escuchar o utilizar las canciones (o películas) a una tarifa plana.
El debate giró entonces hacia el precio, ya que algunas experiencias del tipo “come toda la música que puedas” han tenido poco éxito porque la gente consideraba que pagar 15 dólares al mes no les compensaba cuando podían adquirir las canciones gratis en las redes P2P. Sin duda este es el punto clave: por muchas fórmulas que se saquen de la manga, lo cierto es que nada valdrá de mucho si las discográficas no están dispuestas a apretarse el cinturón y conformarse con una pequeña parte del pastel.