China ha decidido ampliar en una hora más el límite horario existente desde 2006 que impide que los dibujos animados de factura extranjera sean emitidos en los horarios de máxima audiencia.
A partir del mayo próximo, los dibujos animados extranjeros estarán vetados entre las 17 y las 21 horas, frente al margen de cinco a ocho de la tarde existente hasta ahora, según ha informado la Administración Estatal de Radio, Cine y Televisión (SARFT), encargada de regular la programación y contenidos audiovisuales en el país.
La institución también ha exigido que la proporción de dibujos programados diariamente sea de siete series chinas por cada tres extranjeras, lo que también supone un aumento del porcentaje con respecto a la regulación de 2006 (que estipulaba un 60% de producción nacional)
Con la medida se pretende impulsar el sector de la animación de creación nacional, según reconoce la propia administración. Las coproducciones chino-extranjeras tendrán que obtener el visto bueno oficial para emitirse en el 'prime time'.
Pero la censura tampoco está descartada, ya que la SARFT se reserva el derecho de autorizar la emisión de las series, por muy chinas que sean.
Las críticas a la medida ya se han hecho notar, según recoge la propia agencia gubernamental Xinhua. En los foros de Internet, los usuarios ya han advertido de que, mientras no se vea sometida a la competencia, la industria de la animación local no mejorará, y que el único resultado será que ahora los niños se irán a la cama una hora más tarde. "La clave está en mejorar la calidad de los dibujos nacionales. A la gente le gustará verlos si son lo bastante buenos", opinó, en la web Sina.com, un internauta anónimo.
Los consumidores chinos se han mostrado especialmente atraídos por la animación de factura japonesa, mucho más divertida que los dibujos históricos y ejemplarizantes del gusto del Gobierno. Pero la prohibición implantada hace año y medio ha obtenido resultados, ya que en 2007, según los datos de la SARFT, la producción nacional creció un 23% con respecto a 2006.
En cualquier caso, la prohibición se suma a las constantes restricciones de Pekín para controlar lo que sus ciudadanos leen, ven y escuchan. La semana pasada, la Administración ordenó la retirada de las tiendas de cualquier publicación de horror o en la que aparecieran personajes extraños o monstruosos con el "único objetivo de producir miedo".
Tras el anuncio la institución competente tuvo que aclarar que los clásicos chinos (en los que los fantasmas son personajes frecuentes) y obras populares como 'Harry Potter' no se verán afectadas por la orden.