Somalia, país africano de 12 millones de habitantes, tiene uno de los ritmos de crecimiento de internautas más altos del mundo. Entre los años 2.000 y 2.007 el porcentaje de población conectada ha crecido un 46,900%. Pero los porcentajes esconden la realidad. Hace siete años, la Red tenía 200 usuarios somalíes y ahora son 94.000. Con matices, esa es la situación de los países menos desarrollados.
En el continente africano, tener acceso a Internet es un lujo y banda ancha una frivolidad. De los 933 millones de habitantes que tiene África, sólo el 4% tiene una conexión. Países como Marruecos o Suráfrica son la excepción.
La semana pasada tuvo lugar en Kigali (Ruanda) la cumbre Connect Africa. Con la presencia de directivos de las grandes empresas tecnológicas como Intel, Cisco o Microsoft, el encuentro concluyó con el compromiso de las compañías y organizaciones internacionales de invertir unos 30.000 millones de euros en los próximos 5 años para levantar la infraestructura de redes en África.
10 Mbs para todo el país
Sin embargo, 28 de esos millones irán destinados a las redes de telefonía móvil. La telefonía fija no existe en el 30% de los pueblos y villas africanas. Aún peor está internet. Según datos de la Unión Internacional de las Telecomunicaciones, unos 30 países africanos cuentan con una simple conexión de 10 Mbps para toda su población. En España, cualquiera puede tener esa velocidad en casa por menos de 50 euros.
Entre los objetivos a alcanzar, los políticos y empresarios presentes se comprometieron a llegar a unos niveles de conectividad en 2012 que permitan cumplir con los Objetivos de Desarrollo del Milenio fijados para 2015. Por ejemplo, quieren que para entonces, todos los pueblos tengan banda ancha, ahora sólo el 2% la conocen.
La situación en el resto del mundo menos desarrollado es algo mejor. La América hispana ronda el 20% de ciudadanos conectados. En estos países, los cibercafés suplen en buena medida la incapacidad de los gobiernos.
En Asia, las diferencias son enormes entre el Lejano Oriente y el mundo árabe. Del 1% de yemeníes con conexión al 70% de japoneses con acceso hay un mundo.