Nunca he tomado drogas y sospecho que esa es la razón por la cual tampoco he encontrado nunca el sentido de un juego de Nintendo DS llamado Electroplankton. Creo que se programó bajo los efectos del ácido lisérgico y, de hecho, llamar “juego” a este título ya requiere estar un poco colgado. Me encantaría resumir el argumento pero es sencillamente imposible. Tiene que ver con la música, creo, y con unos simpáticos bichitos que sonríen todo el rato.
Su creador es Toshio Iwai, un artista multimedia que después de perpetrar este juego decidió lanzarse a la creación de un nuevo instrumento musical. Puede parecer sorprendente pero buscando información para este post me he dado cuenta de que esto de inventar instrumentos es algo bastante común. A mediados de siglo, por ejemplo, el diseñador alemán Harald Bode inventó la "Multimónica", mezcla de dos teclados y un instrumento que podría considerarse "de viento" y que tuvo un gran éxito comercial en Europa desde el mes de septiembre al mes de noviembre de 1940. Un compatriota de Bode también probó suerte en la década de los 30 con el "Heliófono", cuya descripción aún no he comprendido del todo. Tampoco importa porque el único modelo que fabricó se perdió en la Segunda Guerra Mundial. Su creador trató de volver a desarrollarlo pero murió antes de completar la tarea, dejándole a un discípulo la honrosa misión de mostrar al mundo el dispositivo con el que, sin lugar a dudas, se interpretaría la música del futuro.
Lo que Iwai se ha sacado de los sesos se llama Tenori-on y según leo en Píxel y Dixel ya está a la venta. Es una matriz de 16x16 LEDS que pueden pulsarse de diferentes formas para crear ritmos y melodías. El cacharro cuesta 800 euros pero a diferencia de otros instrumentos se ahorra uno las clases de solfeo porque, por lo visto, para manejarlo no hace falta saber nada de música. Para escucharlo conviene que tampoco se sepa mucho. Aquí tienen un vídeo de Iwai dándole a las luces. Parece fácil, ¿a que sí?
