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3/16/2009

Pobre CD, cumple 30 años y está a punto de entrar en coma

Fuente: El Mundo.

En algún cajón de mi mesa de trabajo se amontonan CD con imágenes de productos de electrónica de consumo. Hasta hace dos años, las empresas enviaban las notas de prensa de sus nuevos lanzamientos acompañadas de un disco con fotografías en alta resolución para su publicación en papel. Hoy, lo normal es que en el texto se incluya una dirección web para descargar las imágenes o, con suerte, un llavero USB de memoria de bastante más capacidad que el disco. El CD, como dispositivo de almacenamiento de datos, hace tiempo que está muerto.

Si busco música en casa, la situación es parecida. Los pocos CD que tengo están en una cajas, olvidados y acumulando polvo. Se transfirieron en MP3 al disco duro del ordenador y al iPod y ya no sirven de mucho. Sí, aún se vende música en CD, pero es un mercado en caída libre. Para colarse en la lista de los 10 discos más vendidos de 2008 ha bastado con superar las 75.000 copias, una cifra con la que no se llega al disco de platino. En España, según Promusicae, nos gastamos el pasado año 225,2 millones en música almacenada en soportes físicos. Es un 12,4% menos que en 2007, muy, muy lejos de los 600 millones de euros de principios de la década.

El P2P y las tiendas de música on line están detrás del descalabro, pero también la evolución del consumidor, que ahora prefiere canciones sueltas, no álbumes empaquetados. En conjunto, las ventas de música suben casi un 10,5% —cifras globales de la consultora Nielsen— pero el 70% corresponde a transacciones digitales, descargas de música on line canción a canción. Los discos, principal fuente de ingresos de las casas discográficas, han caído un 14%. Hoy se vende casi la mitad de unidades que en el año 2000. Para toda una nueva generación, crecida al calor de Napster e iTunes, el CD ni siquiera existe. En 2007, en Estados Unidos, casi la mitad de los jóvenes no compraron ni un solo disco físico.

El CD, el primer soporte que permitió digitalizar la música, da su último aliento y apenas suma 30 años de vida. El pasado 9 de marzo fue su aniversario, una celebración que pasó casi desapercibida porque la industria tiende a situar el nacimiento del disco óptico en agosto de 1982, cuando la primera unidad salió de la fábrica de Philips en Hannover, Alemania. En realidad su presentación oficial fue en 1979. Ese año, Philips y Sony anunciaron en una rueda de prensa su intención de buscar un soporte digital que sustituyera al vinilo ofreciendo una calidad similar en un formato más pequeño, resistente y sin los artefactos sonoros y arañazos típicos de los tocadiscos; un disco compacto capaz de almacenar al menos una hora de música y que se leería por medio de un láser en lugar de usar una aguja.

LA NOVENA SINFONÍA. Durante el año siguiente se acordaron las especificaciones del estándar CD y CD-ROM. El diámetro pasó de los 115 milímetros previstos a los 120, una medida que permitía almacenar 74 minutos de música, la novena sinfonía de Beethoven completa. El nuevo tamaño tenía la ventaja de ser transportable e incluso usado en unidades portátiles parecidas al Walkman de Sony, que en aquel entonces apenas contaba con unos pocos años de vida pero que había tenido un gran impacto entre los jóvenes de Japón.

El conjunto de medidas, grosores, materiales y formas de grabación del CD quedó registrado en un libro conocido como el libro rojo, publicado en junio de 1980. Tuvieron que pasar dos años más hasta la llegada del primer disco, una grabación del director Herbert Von Karajan interpretando la Sinfonía Alpina de Strauss. The Visitors, del grupo sueco ABBA y fabricado para la casa de discos Polygram, fue pocos meses después el primer disco compacto que se estampó en serie.

En noviembre de 1982 el catálogo de música en este formato sumaba 120 títulos y fue la fecha elegida por Philips para poner a la venta el primer reproductor de CD del mercado, el CD100, en Japón. En marzo de 1983 la unidad llegó a Europa y Estados Unidos y, con un catálogo de más de 1.000 álbumes, este soporte comenzó su rápido despegue, aclamado entonces por su calidad sonora y la consistencia que le otorgaba su naturaleza digital.

DIRE STRAITS. La década de los ochenta quedaría marcada por el formato gracias a Dire Straits, el grupo que se escogió para popularizar el nuevo formato. Su álbum Brothers In Arms fue el primer disco grabado íntegramente en un proceso digital. Se convirtió en el más vendido de la década y en el primer CD en superar el millón de copias. La llegada del discman y la popularización del CD-ROM en el mundo de la informática dieron el empuje definitivo al soporte óptico. «Nuestro objetivo era crear un disco para el mercado musical. Nunca imaginamos que la industria de la informática y el cine acabarían por usar el mismo sistema óptico para almacenar grandes cantidades de datos y películas», asegura Piet Kramer, uno de los ingenieros de Philips que trabajó en el desarrollo del formato CD.

En 1988 los promotores del CD se reúnen de nuevo para crear el libro naranja, el conjunto de especificaciones del formato CD grabable y regrabable (CD-R y CD-RW) que salió por primera vez al mercado en 1990 y que supuso el primer paso para la unión de las industria musical y la informática. El CD dejó de ser un soporte de sólo lectura y se convirtió en un medio de grabación. La llegada del MP3 y el fenómeno Napster en el año 1999 marcarían el inicio de su declive como producto musical. El CD pasó a ser un lugar para guardar archivos, independientemente de que estos fueran música, fotos o vídeos. Aunque las ventas continuaron creciendo, un método alternativo de distribución musical —descarga de archivos y grabación en casa de un CD propio— empezaba a nacer.

Hoy, la multiplicación del ancho de banda, la llegada del DVD y las tarjetas de memoria flash han convertido al CD en un producto excesivamente limitado. En sus 700 MB apenas hay espacio para una película muy comprimida en formato MPEG 4 y, aunque su uso sigue siendo muy extendido en algunos mercados y en ciertos usos como el de soporte promocional, la reproducción de música MP3 en autorradios o las grabaciones personales, el precio de los discos vírgenes ya no resulta competitivo comparado con los discos duros externos, los llaveros de memoria USB —que además son reutilizables— o incluso los DVD-R.

VUELVE EL VINILO. En la industria musical, iTunes, una tienda exclusivamente digital, se ha convertido en la mayor vendedora de música del planeta, y el único soporte físico que triunfa, curiosamente, es el vinilo, el formato que el CD trató de dejar obsoleto. La cultura del DJ, el coleccionismo y la mejora de la calidad sonora de los discos y los reproductores durante la última década han llevado al vinilo a vivir una segunda juventud. El pasado año se vendieron casi dos millones de discos. Aún son muy pocos en comparación con las ventas de CD. Pero mientras el disco óptico cae, el analógico dobla su mercado cada año. Es la nostalgia de un sonido cálido, imperfecto y único; el único disco que, contra todo pronóstico, quedará en los catálogos de las casas discográficas.