Los videojuegos más caros de producir no son siempre los más creativos. Títulos como el reciente World of Woo para la consola Wii o Patapon para PSP son una prueba de ello. Este fin de semana se ha disputado la Global Game Jam, una competición que se celebra de forma simultánea en 20 países entre los que se incluye España y cuyo reto haría desistir a buena parte de las grandes productoras de videojuegos: crear la mejor obra improvisada en un maratón de 48 horas.
El director del máster en desarrollo de videojuegos de la Universidad Complutense de Madrid y coordinador del evento en España, Pedro Antonio González, destaca que en dos días no es posible hacer grandes prodigios pero sí algo innovador y, sobre todo, cooperativo: "El espíritu de este evento no es la competitividad sino la colaboración", explica.
Ayer, apenas dos horas antes de tener que entregar sus creaciones, la mayoría de los participantes seguía pendiente de su monitor. No en vano, World of Woo, la última apuesta de Nintendo en cuanto a videojuegos sencillos e innovadores, fue creada por dos jóvenes en un garaje de San Francisco, pero trabajaron en él durante un año y medio. Uno de ellos, Kyle Gabler, colaborador del evento internacional, cree que la transformación en el mundo de los juegos "no vendrá de un estudio grande sino de un chico en su dormitorio con algún software libre y una inacabable provisión de cafeína y motivación"."No se podía traer el juego preparado pero sí sabía qué herramientas quería utilizar", comenta Cristian Astudillo, uno de los participantes del equipo Eclipse que, con un videojuego homónimo, se hizo con el premio del jurado a la mejor creación. "Se trata de un juego tradicional", añade Jordi Fita, otro miembro del equipo.
Los organizadores anunciaron las condiciones del videojuego en el inicio del encuentro y, a continuación, algunos de los participantes enunciaron sus ideas al resto del grupo. "Surgieron unas diez propuestas y se agruparon por afinidad hasta constituir los siete equipos", detalla González. A partir de ahí, muchos de los concursantes no descansaron: "He dormido unas seis horas en todo el fin de semana", detalla la única chica del equipo Cream. Los 24 participantes españoles se dividían entre programadores y estudiantes de bellas artes lo que, según González, ayuda a la construcción de una obra completa. De hecho, uno de los tres premios dos otorgados por un jurado de la industria y otro por los propios participantes fue a parar al videojuego con mejor concepto artístico, produciéndose un empate entre Garden Antic y Ginos Pizza.
Los requisitos establecían que el juego no podía durar más de cinco minutos, tenía que ser el reflejo de la frase "mientras estemos juntos, nuestros problemas no terminarán" e ilustrar términos como "desarrollándose", "atrapados" o "falsedades". González explica que el proyecto, además de divertido, supone un buen escaparate donde las compañías de desarrollo de videojuegos pueden buscar talento. En España, el jurado estaba compuesto por miembros de la asociación DEV, que incluye empresas españolas como Arvirago, Mercury Steam, Virtual Toys y Pyro Studios.
El espíritu que potencia la Global Game Jam está relacionado con el software libre y la creación conjunta. Ayer, al final de la maratón, los equipos entregaron una copia del archivo ejecutable del juego así como del código fuente. Cada una de las sedes contó con su propio jurado y eligió a los ganadores, aunque todas las creaciones tuvieron un fin común. Los videojuegos desarrollados durante el fin de semana, así como su diseño y el código que los hace posible, serán propiedad de los miembros de ese equipo, pero todo ello se colgará en la página web internacional para que todo el que lo desee pueda jugar o crear algo distinto a partir de ese código, siempre manteniendo la autoría original.
La vida de estos videojuegos no termina con el fin del evento. En la web se podrá votar por cada uno de ellos y los más creadores de los más votados asistirán a la Game Developer Conference, que se celebrará en marzo en San Francisco.
En España, sólo el 1% del total de las ventas revierte en estudios de desarrollo nacionales, una cifra que resulta aún más sorprendente si se tiene en cuenta que ocupa la cuarta posición europea en consumo de videojuegos, por detrás de Reino Unido, Alemania y Francia.